"Oh…"
Itami se frotó su frente mientras agitaba su cabeza, su
visión lentamente regreso a él.
La tierra, que debía permanecer inmóvil, parecía estar
rotando hacia atrás y hacia adelante. ¿Él se
había caído? ¿O algo lo derrumbó? No lo sabía. Después de haber sido golpeado
por Seimy y la explosión trasera de su LAM, los canales semicirculares en sus
oídos fueron perturbados, y su sentido del equilibrio fue interrumpido.
Él trató de reunir saliva y escupió varias veces para limpiar
su boca. Después de eso, mientras
sentía un poco de saliva en su cara, recordó cómo había sido derribado.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Un instante? ¿Varios segundos?
¿O unos pocos minutos?
El mundo giraba ante sus ojos, y mientras Itami esperaba a que
sus mareos se desvanezcan, miro a su
alrededor.
En este momento, la cara de Seimy estaba al alcance de sus manos,
y sus ojos estaban mirándolo. El hecho de que sus ojos estén tan cerca y tan
inmóviles sorprendió a Itami. ¿Qué había ocurrido? Entonces, Mientras la línea
de visión de Itami fluía bajando por su hermoso cuerpo, sobre su cuello delgado
y sus amplios y bien proporcionados pechos, él lo entendió.
Seimy era un cadáver.
Aunque ella fue masticada en pedazos por el dragón de las
llamas, este no se la tragó. La seductora Seimy fue reducida a este estado en
el lapso de unos pocos segundos, esto aterro a Itami de una manera poco
natural. Esta chica nunca se movería de nuevo. Su cuerpo inmóvil no pensaría,
ni hablaría. No era más que un cadáver.
Itami lentamente acercó su mano para tocar su cara.
Su cuerpo aún estaba blando, y no había rastros de calor en
su piel. Su cara estaba intacta. Cuando él cerró sus ojos, ella se veía como si
estuviera durmiendo. Sin embargo, después de mirar abajo, hacia la realidad
inimaginable por debajo de sus pechos, hacia la ruina carmesí de su cintura y
la nada de lo que quedaba del resto de su cuerpo, Itami finalmente se dio
cuenta de que ella nunca volvería a despertar.
De repente, hubo una explosión, y una ola de calor llevo hizo
caer una lluvia de fragmentos sobre
Itami.
Él rápidamente agarró su cabeza. Aunque tenía pequeños
cortes por todo su cuerpo, no podía precisar cuál de sus muchas contusiones o
quemaduras llenaba su cuerpo de agonía. La onda de choque, que venía con el
calor y los fragmentos, maltrataron todo su cuerpo. No sería una sorpresa si
ese impacto le hacía un grave daño.
En ese momento Itami agudamente se dio cuenta de que su
batalla con el dragón de las llamas estaba empezando, y que seguiría sucediendo.
Se decía que cuando un hombre era decapitado, aún estaba
consciente por un breve período antes de que mueran las células de su cerebro.
Si eso era cierto, entonces Itami fue la última persona que Seimy vio mientras su
mundo se desvanecía en la oscuridad.
Si ese era el caso,
¿en qué estaba pensando ella mientras miraba a Itami?
"Tengo que irme.”
Itami acarició la cabeza de Seimy, despidiéndose, y luego,
su convicción estimuló su cuerpo en movimiento mientras él se arrastraba hacia
adelante.
Él se dio cuenta de que no tenía su casco. Como la correa de
la barbilla era vieja y deshilachada, se rompió cuando el casco fue sometido al
fuerte impacto, y el casco salió volando. ¿Debería estar contento porque su
cabeza estaba intacta, o triste porque su casco le había fallado?
Agarrando su cabeza mientras esquivaba los fragmentos que volaban,
las ondas de choque de las explosiones y las exhalaciones de fuego abrasador
del dragón de las llamas, Itami miró a su alrededor, buscando el gatillo detonador.
En poco tiempo, lo encontró enterrado bajo un poco de polvo
y arena.
Itami lo alcanzo con su mano, pero no se sentía como un
gatillo detonador en absoluto, y él chasqueó su lengua.
El alambre de detonación había sido cortado. ¿Fue debido a
la explosión del LAM, o los fragmentos que volaban? Nadie lo sabía.
"Maldita sea!"
Todo su trabajo fue en
vano.
Si no podían usar los explosivos, entonces tenían que
apostarlo todo a los LAMs. Sin embargo, los Elfos Oscuros se habían sacrificado
a sí mismos en un ataque salvaje y sin coordinación. Los únicos elfos oscuros
que quedaban eran Crow, Fen y Yao. Y los tres estaban agotados. Estaban
cubiertos de sangre y cortes, y marcadas quemaduras oscuras por todo su cuerpo,
que podrían haber sido causadas por el aliento del dragón de las llamas o la
explosión trasera de los LAMs.
Yao agarró el LAM del cadáver de Ban y le apunto al dragón
de las llamas. Ella siguió fielmente las instrucciones de Itami. Retiró la
sonda y puso la seguridad en F. Si lo golpeaba, destrozaría las escamas del
dragón en trozos sangrientos.
El enloquecido dragón de las llamas se lanzó contra las
paredes de roca, saltando como si quisiera escapar de los cohetes del LAM. Cada
vez que su vasto cuerpo chocaba contra el suelo y la piedra, el afloramiento de
piedra se sacudía violentamente, y las rocas de las paredes cayeron sobre todos,
acompañados por una avalancha de ceniza volcánica, grava y roca de fondo.
En ese momento, Fen fue consumido por el aliento del dragón
de las llamas, y con su moribundo ataque, le anotó un golpe contundente al dragón
de las llamas.
Itami se levantó, diciendo: "¡Idiota!" mientras lo
hacía.
En poco tiempo, los elfos oscuros habían acumulado un número
alarmante de víctimas. Seimy estaba muerta, y ahora Fen estaba muerto. Si él
vacilaba incluso por un solo momento, los
próximos serian Lelei, Tuka, Yao y Crow. En el instante en que pensó eso,
Itami se enturbió en la acción. Tal vez era un poco de gran resolución, o su
convicción, pero en cualquier caso, eso lo estaba moviendo. Él no pensaba en
nada, su mente estaba en blanco y lo único que hacía era las acciones reflexivas
que le fueron instruidas durante su entrenamiento. Itami se lanzó hacia adelante,
agarró el gatillo detonador, el rollo de cable de detonación, y el alicate lo
puso en su boca.
Él corrió bajo los pies del dragón de las llamas, encontró
los sepultados detonadores, y comenzó a excavar el suelo.
Un simple choque de espadas no era una batalla. Un simple
intercambio con armas de fuego y cañones
tampoco era una batalla. Excavar, transmitir órdenes, establecer explosivos,
cada tarea tenía su propósito, y cada orden retransmitida tenía que ser ejecutada
fielmente. Esa era la totalidad de una batalla.
La orden que Itami se dio a sí mismo era asegurar que su
carta del triunfo final contra el Dragón de las llamas sea utilizable.
Él encontró los extremos cortados del cable, los pelo, y
luego los empalmo juntos.
Parecía sencillo, pero el dragón de las llamas estaba
moviéndose cerca, por encima de él, arrojando llamas de sus sangrientas fauces,
y las ondas de choque de las explosiones del LAM sacudían el área.
El dragón gritó como si estuviera gimiendo de dolor.
Extendió sus alas para salir del afloramiento - por fin, iba
a huir.
El polvo y la arena, que caían sobre la cabeza de Itami, lo
hicieron toser incontrolablemente. El agarró el rollo y soltó el cable de
detonación reparado recientemente. En ese momento, alguien sonrió con una burla
estridente.
"Fufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufufu!"
Miró hacia atrás - era Lelei.
Su vestimenta parecida a una túnica se balanceaba en un
viento invisible, y sus ojos color esmeralda brillaban con poder.
Sus delgados brazos estaban proyectados hacia adelante desde
su cuerpo, y sus manos extendidas llegaban al cielo. Sus dedos apuntaban hacia
delante, y allí, Itami vio un sinnúmero de espadas que flotaban en el aire como
si hubieran sido colgadas, sus números tapaban el cielo estrellado más allá de
ellas.
"Muere, lagarto mierda!"
Con su crudeza inusual como señal, las espadas cayeron como
lluvia.
Itami de repente se dio cuenta de que estar atrapado en esta
lluvia de espadas no era una broma, y huyó rápidamente. Yao y Crow se dieron
cuenta del peligro, y entraron en pánico.
"Fufufu...”
La personalidad de Lelei parecía haber cambiado repentinamente.
La usualmente calmada y sin emociones Lelei, como una hoja
de papel blanco, ahora estaba claramente teñida por diversas emociones.
"Wah! Espera, espera, espera, espera, espera, esperaaa!
"
Itami agarró su cabeza y se lanzó al suelo. Yao y Crow lo
siguieron hacia el polvo, sus frentes casi chocaron la tierra.
Ellos apretaron sus dientes y esperaron a que las espadas caigan.
Sin embargo, el impacto que crearon no fue tan potente como pensaron.
Las espadas flotantes no fueron atraídas por la gravedad.
Por la forma en que fueron lanzadas, estaban
claramente apuntando al ojo del dragón. Volaron hacia su objetivo con una
orientación precisa. Las espadas rodearon el dragón por todos los lados y
cortaron su escape, y luego, comenzaron las explosiones.
El impulso de las explosiones lanzo las espadas hacia
adelante. Muchas fueron voladas en pedazos, y muchas otras rebotaron, ya que
habían perdido su filo. Por supuesto, algunas perforaron las escamas duras del Dragón. Pero por el aspecto
de las cosas, era sólo una pequeña fracción. En una estimación, ¿el 10% perforo las escamas? ¿O el 5%? A partir
de esto, se podía ver cómo muchos comerciantes habían traicionado a los héroes
que depositaron su confianza en estas espadas.
Sin embargo, Lelei llego a controlar muchas espadas.
Tal vez sólo una pequeña fracción de las espadas perforo las
escamas, pero incluso una fracción de un gran número era una cantidad
impresionante.
Las espadas hechas por los herreros legendarios perforaron
el cuerpo del dragón de las llamas. Además, el ataque de Lelei también estaba
dirigido a las alas del dragón de las llamas, mientras este trataba de huir.
Ambas alas fueron trituradas y hechas andrajos, perdiendo el poder para
levantar su enorme cuerpo, y así, el dragón cayo.
♦ ♦ ♦
Ese vasto cuerpo golpeó el afloramiento.
Lo hizo con un impacto increíble.
El afloramiento se sacudió violentamente, y las grietas se
extendieron a través de la base. El dragón de las llamas fue tan mal herido que
cayó sobre la piedra, y se retorció en la agonía. Sus alas no podían soportarlo
en el aire, y las numerosas heridas por todo su cuerpo filtraban sangre. Empalado por las decenas de espadas,
lanzas y dagas, el dragón no tenía fuerzas para levantarse.
Ni siquiera tenía fuerzas para quejarse por el dolor.
"¡Lo hicimos!"
Yao y Crow estaban eufóricos al ver al dragón de las llamas
tendido en el suelo, como un perro apaleado. Cada uno saco su sable. Sin
embargo, incluso si no podía volar, el dragón aún tenía un poder ofensivo y
defensivo que estaba a la par con el de un tanque. Cuando Itami los vio
lanzándose hacia el dragón, se percató de que este seguía siendo peligroso.
"Idiotas! ¡Deténganse!”
Itami consiguió agarrar a Yao por su cabello, pero no detuvo
a Crow. Además, Lelei se derrumbó por el agotamiento ante él. Las manos de
Itami estaban llenas, sosteniendo a Yao y ayudando a Lelei a levantarse.
Crow sacó su espada, y viendo al frente, la balanceó hacia
el Dragón de las llamas con toda su fuerza.
Cuando la hoja rebotó con un sonido metálico, Crow se dio
cuenta de la dureza no natural de las escamas del dragón, pero la emoción de
golpear al dragón con su espada lo consumió, y le lanzó un ataque tras otro.
"¡Bastardo! ¡Bastardo!"
Crow parecía haber olvidado todo lo demás mientras
balanceaba su espada, y cuando se dio cuenta de que no estaba funcionando, lo
apuñaló con la punta. Él condujo su espada a través de los espacios entre las
escamas. Él planeaba obrar su espada y cortar sus escamas.
Sin embargo, incluso en el borde de la muerte, un dragón de
las llamas seguía siendo un dragón de las llamas.
El dragón levantó su cabeza y vio su movedizo cuerpo, y, al
mismo tiempo, exhalo una corriente de
fuego sobre el mosquito irritante que lo picaba, y Crow estalló en llamas.
"Uwaahhhh!"
“! Crow" Yao gritó y alzó su mano para alcanzarlo, pero
Itami la sostuvo para salvar su vida.
"No vayas, Yao! No lo hagas! "
"¡Crow! Itami-dono, déjeme ir! "
"No lo hagas, también quedaras atrapada en eso!”
Los gritos de Yao fueron inútiles, y Crow paso de una bola
de fuego rodando por el suelo a un cadáver.
Los ojos del dragón de las llamas estaban llenos de sed de
sangre. Exhalo breves chorros de fuego como para intimidar a Itami y a los
demás. Sus ojos estaban llenos con la férrea determinación de vivir, que
cualquier dragón antiguo tendría.
"¡Por qué! ¿Por qué me detuviste?! "
"Perra estúpida, contrólate y cálmate de una puta vez!"
Itami no podía dejar de lado a la agitada Yao. Su plan
consistía en alejarse del dragón de las llamas que podía exhalar fuego en cualquier
momento y en la cueva, y siguió jalando la mano de Yao mientras se iba.
♦ ♦ ♦
"Ah, aaah, aahhhhh!"
"Sólo muérdete las uñas y mira desde un lado",
dijo Lelei burlonamente. Tuka sólo podía sentarse allí en silencio y observar
la batalla acabada ante ella.
El Elfo Oscuro murió en el fuego.
Yao extendió su mano para ayudar a su compañero, pero Itami
la agarró y no la soltó. Estaba
firmemente decidido a arrastrarla lejos del dragón de las llamas. Yao,
llena de sed de sangre, siguió resistiéndose al arrastre de Itami. Ella seguía tratando de liberarse
de él y correr hacia el Dragón de las llamas.
En ese momento, ella vio su cuerpo superpuesto sobre el de
Yao.
Soy una idiota, soy
una idiota, soy una idiota, idiota, idiota, idiota, idiota, idiota, idiota,
idiota, idiota, idiota.
El dragón de las llamas ante ella sacudió su cuerpo
ligeramente y le mostró sus colmillos a Itami. Itami le dio la espalda al Dragón mientras
recogía a Lelei y jalaba la mano de Yao.
El dragón de las llamas bajó su mandíbula, revelando sus
colmillos parecidos a cuchillas afiladas.
Tuka vio la imagen de su padre sobre la de Itami, que estaba
dándole la espalda al dragón.
"Mi padre... está muerto."
Y en este momento, ese pensamiento lleno la mente de Tuka.
Ella apretó sus dientes, y dio un paso hacia adelante.
Ella no tenía una
espada o un arco en su mano. La mayoría de los elfos estarían indefensos
en este estado.
Tuka siguió adelante con sus manos desnudas.
Los Elfos del bosque vivían en el bosque, y tenían una afinidad
por la magia elemental del viento y
madera. Y, por supuesto, Tuka era un alto elfo, y ella sólo necesitaba
dos versos para encantar su magia.
"Teruymmun! Hapuriy! "
Este era el espíritu mágico que invocaba rayos.
Veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
Una lágrima corrió por debajo de los ojos azul-marino de
Tuka, y ella terminó el encantamiento para su hechizo de rayo.
Por supuesto, el ataque relámpago de Tuka no sería fatal
para el dragón de las llamas. Tal vez si su padre o varios Elfos lanzaran al
unísono ese hechizo, podrían matar al Dragón.
Sin embargo, eso era suficiente. Eso era suficiente para
llamar la atención del dragón de las Llamas. Incluso si era sólo por un momento
fugaz, una fracción de segundo, un instante, un abrir y cerrar de ojos, era suficiente
para que el hombre, cuyo cuerpo se superponía sobre la imagen de su padre, escape,
para que huya de esas fauces abiertas y se salve.
El relámpago azul-blanco brillo a través del aire, y la
tierra tembló.
Mientras el rayo caía, Itami agarro a Lelei y jalo a Yao,
dirigiéndose a Tuka. Y luego, Tuka los recibió con sus dos brazos. De esta
manera, Itami llevo a Lelei, Tuka y Yao a la cueva. Esta vez, Tuka no estaba
sola; ella estaba con todos, y juntos se fueron a la seguridad de la cueva.
Mientras la electricidad golpeaba el cuerpo del dragón, la corriente,
que debió haber fluido sin causar daño a lo largo del cuerpo del dragón hacia el
suelo, fue conducido hacia su cuerpo por las espadas que sobresalían de este.
La electricidad siguió el camino con la menor resistencia
cuando viajo, e hirió el cuerpo del dragón. Después de eso, Itami armo y apretó
el gatillo detonador. El impulso electrónico recorrió el cordón detonante
reparado recientemente hacia los innumerables detonadores pegados en los 75
kilogramos del explosivo plástico C4, enterrados dentro de la tierra.
El corazón del dragón de las Llamas palpito.
Y entonces -
El dragón de las llamas rugió tristemente, su agonía exploto
en el aire como el desgarramiento de una placa de metal. Y luego, después de
ese llanto, era el turno de la tierra para explotar, haciendo que las personas piensan que el volcán había
entrado en erupción. El muro de sonido se hizo eco a través de la cueva y la
tierra se estremeció. La onda de choque estallo a través de los oídos de Itami
en la tierra y de la parada Tuka. Para todos, esto se sentía como si sus almas estuvieran
siendo despedazadas por la explosión.
El vasto cuerpo del dragón de las Llamas fue desgarrado por
el poder destructivo del C4.
La sangre que brotó de sus arterias cardiacas estalló en
llamas cuando entro en contacto con el aire.
Cada latido del corazón del dragón de las llamas brotó más
sangre de sus arterias, y en lugar del líquido rojo, que debería haber fluido a
través de su cuerpo, lenguas de fuego volaban por los aires. La sangre que se
salpicó por todas partes empezó a arder, y luego, su cuerpo fue consumido por
las llamas.
Las robustas escamas del dragón habían sido destrozadas y el
interior de su cuerpo era un horno. En esta etapa, no había salvación para la
bestia. El dragón de las llamas se estremeció y tembló, senderos de fuego
carmesí se esparcían de las lesiones en su cuerpo, poniendo todo el lugar en llamas.
Mientras el dragón se agitaba en la agonía, el afloramiento se derrumbó y cayó
en la oscuridad sin fin.
♦ ♦ ♦
Y entonces, con eso, todo el mundo comenzó a desmoronarse.
♦ ♦ ♦
El techo de la cueva comenzó a derrumbarse, como si fuera
una mina cuyos soportes habían sido arruinados. Las grietas se propagaban a
través del suelo y se hacían más grandes, volviéndose una grieta bostezante. Parecía
como si los cuatro serían arrastrados al infierno.
"¡corran papuuuuuu!”
Itami abofeteó la cara de Yao, y luego levanto a la inmóvil
Lelei e instó a Tuka a avanzar.
El cuerpo de Tuka había sido maltratado por el tremendo
impacto y le dolía, pero ella no tenía tiempo para quejarse de eso.
"¡corran! ¡Corran! Corran! "gritó Itami, y Tuka rompió en una veloz
carrera.
El techo de la cueva, las estalactitas, el suelo, las grietas
aparecieron en todas partes, y
comenzaron a derrumbarse.
El terremoto no se detenía. En cambio, parecía ser cada vez
más fuerte. Si esto continuaba, el mundo entero podría romperse.
El interior de la cueva, donde las escaleras lo hacían parecerse
al interior de un templo, comenzó a derrumbarse detrás del grupo de Itami
mientras corrían hacia adelante.
Los escombros que caían fueron tragados por el vacío abismal
por debajo de ellos.
"Kyaaaaaaaaaaaaa!"
El rayo de miedo, que atravesó a Tuka cuando el suelo debajo
de ella desapareció en el abismo, la hizo gritar.
"Tuka!
Itami agarró la mano izquierda de Tuka con su mano derecha.
Él la jalo hacia arriba con desesperación, tratando de evitar que se caiga.
"¡sostente!"
Itami estaba pensando en acarrearla hacia arriba, cuando Yao
repentinamente extendió su mano y sostuvo su cuerpo. Ambas manos agarraron a
Tuka con firmeza.
Innumerables grietas aparecieron alrededor de ellos, todas
dirigiéndose a la tierra.
El robusto y duro piso debajo de ellos de repente se sentía
como una piedra de arena. Los pilares de roca se derrumbaron. Todos los pilares
que sostenían la cueva se rompieron y se derrumbaron.
Aquí Era peligroso, allí era peligroso, y casi no había un
lugar seguro a la vista.
Itami sujetó con fuerza la mano de Tuka y corrió a través de
la cueva colapsándose.
El grupo corrió desesperadamente hacia adelante, mientras el
suelo detrás de ellos se derrumbaba
apenas un pelo detrás de cada paso que daban. Se sentía como si el colapso
de la cueva los persiguieran para tragarlos
en las profundidades de la tierra.
El temor del derrumbe y la fatiga de la carrera drenaban la
fuerza de Tuka sin remordimiento.
Su fluyente cabello largo estaba manchado con tierra y
ennegrecido por el humo. La arena y la suciedad se pegaban en su piel con sudor
como un mortero, y ella se veía como si se hubiera enrollado en un charco de
barro.
Su corazón latía como una torre de reloj dando las doce, y
su pecho se sentía como si se fuera a romper. Cada vez que respiraba, se
quemaba y se llenaba de dolor y miseria.
Una roca cayó de la boca de la cueva. Las palabras
"colapso catastrófico" serían apropiadas en este caso - todo se
estaba cayendo. Sin embargo, algunas personas sobrevivieron - habían engañado a
la muerte.
Ella estaba viva.
Itami estaba vivo.
Lelei estaba viva.
Yao estaba viva.
Tuka agarró la mano de Itami y saboreó la realidad - ella no había muerto, y había vengado a su
padre.
Antes de que se diera cuenta, estaban afuera, y su fuerza regreso.
♦ ♦ ♦
El grupo salió de la caverna colapsándose con vida. Mientras
se ponían en contacto con el aire exterior, el grupo de Itami se derrumbó como
marionetas cuyos hilos habían sido cortados.
Sus hombros se alzaron mientras respiraban profundamente, y
luego tosieron sin control.
Ellos habían respirado el aire abrasador, quemando sus pulmones.
Sus extremidades estaban tan grises y pesadas como el plomo, e Itami estaba
enojado y deprimido ante su estado lamentable.
El área alrededor de la entrada de la cueva estaba cubierto
de escombros y el polvo en el aire se establecía lentamente.
El lado occidental del cielo aún estaba reluciente de estrellas,
pero el este estaba teñido de un rojo de ensueño.
"Haa, haa, haa... ¿están todos bien?"
La pregunta de Itami era simple. Tuka respondió: "estoy
viva", Yao dijo "de alguna manera" y Lelei respondió: "No
hay lesiones significativas".
"Se tomaron su tiempo" dijo Rory con una voz que
sonaba más a un susurro.
Parecía que todos estaban a salvo, pero pensemos en ello,
todos estaban cubiertos de heridas, así
que llamar a esto "seguro" no parecía muy apropiado. En cualquier
caso, después de que Itami confirmó que todos estaban de vuelta, dio un suspiro
de alivio.
"..."
Después de un breve silencio, Itami de repente se dio cuenta
de algo.
"Rory!"
Itami levantó su cabeza, vio a una harapienta muñeca,
derrumbada en el suelo, vestida con una despedazada ropa gótica cosida con
encajes.
Sus extremidades parecían que estaban a punto de romperse, y
su cuerpo estaba cubierto de heridas.
Casi no había un lugar en su cuerpo que este intacto. Un
fino humo blanco se elevaba de sus heridas, como el vapor silbante de una olla
caliente, y sus heridas se sanaron en un instante. Sin embargo, para un
espectador, esta curación no podía recobrar el sangrado y el daño que había
tomado. El hecho de que aún estaba viva era bastante sorprendente.
"¿Qué es esto? ¿Qué pasó?"
Ignorando a todas las que lo rodeaban, Itami levanto a la
Loli y la acunó en sus brazos.
Cuando el brazo de Rory cayó al suelo impotentemente, Itami entró
el pánico. Al parecer, su brazo izquierdo estaba unido a su cuerpo por un trozo
de piel.
En medio de su pánico, Itami logró pegar su brazo de regreso.
Parecía ilógico, pero esta vez, era lo que se debía hacer - las heridas en todo su cuerpo
comenzaron a sanar.
"En verdad, onee-sama, y pensar que un humano estaría preocupado
por ti. Parece que te has oxidado”.
Itami se dio la vuelta, mirando en la dirección de donde venía
esa voz.
Más arriba, en la pendiente, había una chica vestida con una
ropa blanca de sacerdotisa, flanqueada
por dos pequeños dragones.
No quero que acabe (lagrimas) volumen 5
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